Debemos proteger la fuerza de la confianza en nosotros mismos. Ésta es la mejor frase que he encontrado para resumir lo que viene a continuación.
El artista nace y se hace. Sin duda alguna. Es posible que quien nazca artista jamás llegue a crear algo que haga vibrar los corazones. Sin embargo, las personas que tienen alma de artista pero tienen que aprender la técnica para materializar lo que sienten, son capaces de rozar la perfección y maravillar a cualquiera. Mi teoría es que al avanzar en el camino rompiendo nuestros propios límites, vamos confiando en nosotros mismos de forma aplastante. Esta confianza nos abre al mismo tiempo nuevas puertas y volvemos a superarnos… sucesivamente. Nos encontramos ante escenarios difícilmente imaginables un tiempo atrás. Ese salto mental del ayer al ahora nos llena de energía. Energía que fluye a borbotones alegrándonos el alma. Una vez entramos en este círculo de auto alimentación debemos permanecer en él. Es aquí donde necesitamos proteger el espacio del artista.
Nos encontraremos con personas que nos apoyarán incondicionalmente porque entenderán nuestro esfuerzo y al igual que nosotros confiarán en nuestra valía. Este tipo de personas suelen mostrar una crítica constructiva, aunque a veces nos duela. Serán conscientes de nuestra evolución y así nos lo harán saber. Lo curioso es que normalmente no suelen ser personas de nuestro entorno más cercano. De hecho es posible que no tengan nada que perder ni ganar con nosotros. Simplemente son gente curiosa (no cotilla) y abierta de mente.
Inevitablemente toparemos con muchas otras personas que banalizarán nuestros esfuerzos, sentirán vergüenza ajena, e incluso nos recomendarán que nos olvidemos del “asunto”. Estas personas claramente no confían en nosotros, así que sean quienes sean no nos interesan. Repito: no nos interesan. Si son personas importantes en nuestra vida, lamentablemente se habrán ganado presenciar el “espectáculo” desde el “gallinero”. Las butacas más preciadas se reservan a las atentas miradas de las almas valientes y con coraje como las nuestras. Los cobardes perdieron su tren. Desde el gallinero sus risas no nos distraerán, y no los veremos en primera línea mientras nuestros corazones quedan expuestos.
No nos olvidemos de la importancia de proteger el espacio del artista. No es cruel, es vital. Sólo así nos mantendremos en el camino. Sólo así nuestra energía fluirá.
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