Mi opinión sobre la vanidad

20.12.2014 13:43

Ayer estuve viendo un programa de adolescentes conflictivos que estaban arruinando sus vidas y la de sus padres. La convivencia se había vuelto insoportable e imposible. Había un caso de una chica que me llamó particularmente la atención. Tenía una obsesión por su imagen. Necesitaba que la gente la viera siempre guapísima y que le dijeran lo mona que era. Le encantaba exhibirse, que la mirasen. A pesar de que sus padres no tenían recursos para llegar a fin de mes, ella los obligaba bajo amenazas y con una extremada agresividad a que le pagaran sus caprichos. Un caso aparentemente incompresible.
 

Finalmente se llegó al origen del problema, y se vio que la chica se consideraba a sí misma incapaz de hacer algo provechoso en la vida. Tenía pánico a que la humillaran y la dejaran en ridículo. Pensaba que ella no servía para trabajar. Era consciente de que no sabía hablar, ya que su vocabulario era básicamente una colección de insultos vulgares. Se había acostumbrado a que la gente la tratara de la misma forma que ella misma se veía, así que su única salvación era estar físicamente impecable. Así al menos la querrían.


Cuando por fin se desmoronó y se le cayó la máscara, confesó que no era feliz consigo misma porque no se gustaba. Se sentía una inútil y no confiaba en ella. Con esta historia me reconfirmaba en mi teoría de que tras una persona vanidosa se esconde la inseguridad, una autoestima lamentablemente baja y poca confianza en su valía. Sólo son capaces de mantener una seguridad ficticia gracias al apoyo y admiración de la gente. Básicamente viven para los demás, para agradarlos, no para quererlos. Es su forma de aceptarse, a través del valor que les conceden otras personas. Si las personas que están a su alrededor no les adoran no dudarán en abandonarlas, ya que serán un peligro para su bienestar. Las personas sinceras no son buenas para ellos porque les muestran lo que realmente son y eso les deja a cero consigo mismos.


Muchas veces pienso por qué una persona puede llegar a ser tan insegura y tan vanidosa. Mi conclusión es que probablemente tuvieron una madre excesivamente protectora que les daba todo hecho, pero que al mismo tiempo no les mostraba mucho cariño. Todas sus necesidades básicas estaban siempre cubiertas, no tenían que mover si un solo dedo, pero por otra parte, jamás lograban llenarse del amor de su madre. Era inalcanzable para ellos. Esto sin duda alguna les produce un miedo atroz a decepcionarla, y probablemente no se sientan capaces de tomar decisiones que no son aprobadas por ella. Si así lo hicieran, finalmente acabarían auto boicoteándose para demostrar a su madre que una vez más ella tenía razón.


Es muy probable que estas personas jamás se entreguen a sus parejas, si es que consiguen tenerlas. La sensación que causarán en el otro sexo será únicamente una máscara, una mentira que no son. Agradarán hasta decir basta, encandilarán, enamorarán, pero jamás amarán. El sentimiento que te regalarán será el mismo que ellos sienten con su madre: inalcanzable. Sentirás que nunca los tienes, que siempre están a punto de escaparse de tus manos. Nunca tendrás lo suficiente de ellos, igual que ellos de su madre.


Debemos ser conscientes de cómo educamos a nuestros hijos. Hace unos años eran otros tiempos, pero hoy en día considero que tenemos muchas herramientas a nuestro alcance para desarrollar la inteligencia emocional de nuestros hijos y seres queridos. Si realmente queremos a nuestros hijos, por favor, dejemos que crezcan siendo adultos maduros. Que decidan y se equivoquen por ellos mismos, sin reproches, sin rencor. Y aunque en ocasiones no nos gusten sus decisiones y sean totalmente inevitables, acompañémosles en el camino, para que cuando se caigan puedan levantarse con más fuerza. La vida nos enseña a través de nuestra propia experiencia, no a través de la experiencia de nuestros padres.


Ojalá pueda ser un referente para mis hijos y confíen en mí como yo en ellos. Ojalá sea capaz de acompañarlos aun sabiendo que el camino escogido les hará sufrir, y a mí con ellos. A veces el sufrimiento es necesario para madurar, así que al menos que no se sientan solos cuando más nos necesiten.

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