Nunca es tarde... si la decisión es tuya

19.03.2014 18:50

Me imagino que casi todos nos hemos preguntado alguna vez si hay “algo ahí fuera” a lo que aferrarnos. Este planteamiento se hace principalmente cuando las cosas no marchan bien, parece que todo está perdido y no encontramos ni un solo motivo para levantarnos de la cama.

En situaciones de desesperanza, tendemos a hacer “balones fuera” o simplemente soltamos los amarres de nuestro velero y nos dejamos llevar a la deriva, sin rumbo. Quienes todavía tienen un pequeño resquicio de positivismo, miran al horizonte y al cielo con complicidad, esperando ver la mano invisible que les salve del espanto.

Quienes no ven ni una pizca de luz al final del túnel prefieren pensar que “Dios” les ha jugado una mala pasada, y en el peor de los casos, los culpables de su mísera situación son sus seres queridos. Cuanto más cercano sea el ser querido, más culpable le declararemos.

Mi opinión personal es que no existen culpables, ni siquiera “Dios” es el culpable. Sencillamente porque no concibo a “Dios” como un salvador. Mi única salvadora, por fortuna, soy yo. Mi persona en toda su esencia y con todas sus potencialidades. Sin límites. Porque los límites no existen, sólo son visibles en nuestra mente. ¿Quién ve límites dibujados por el mundo? ¿Acaso en las puertas hay cruces que no te dejan pasar?, o, ¿al tratar de coger un libro, un instrumento musical, un micrófono, un ordenador, unos patines,…, te has electrocutado? Creo que no.

Una vez leí una gran recomendación, especialmente dirigida a personas que tienen la absoluta convicción de que llegan tarde y que no hay oportunidad para ellas. Si crees que ahora es tarde para ti, dentro de diez años serás exactamente la misma persona que eres ahora con arrugas en la cara, o por el contrario, podrás acercarte notablemente a ser la persona que quieres ser, aunque las arrugas sigan apareciendo inevitablemente. Es más, es posible que tengas muchas más arrugas porque al menos te habrás reído de felicidad durante los últimos diez años. Y la decisión de cómo quieres ser, es única y exclusivamente tuya. ¿A qué esperas?
 

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